El Alfil

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Se ha escrito mucho sobre el origen del ajedrez sin que se pueda conocer ciertamente el mismo.

De las distintas teorías, la que más me gusta y me convence es que una vez surgido el juego, probablemente en la civilización que se desarrolla en el valle del Indo evoluciona hasta un juego llamado chaturanga, que emulaba una batalla entre dos ejércitos.

Las piezas representaban los personajes y los elementos más importantes de cada ejército.

El rey, el visir o primer ministro y los cuatro elementos más importantes, los carros,

La caballería, los elefantes y los soldados o infantería.

Los carros podían recorrer rápidamente el campo de batalla.

Los valientes soldados no retrocedían nunca, avanzaban lanzando golpes a diestra y

siniestra.

Los caballos saltaban.

Los elefantes eran demasiado pesados para saltar, pero si decidían seguir una línea fija

difícilmente podían pararlos.


En  el juego antiguo, el fil (antiguo elefante y futuro alfil) ya se desplaza en diagonal.

Parece ser que en el chaturanga  (chatur – cuatro y anga – miembros), participaban

Cuatro jugadores y se utilizaban los dados.

La invasión de la india por Alejandro en el siglo IV antes de C. favoreció el encuentro entre el chaturanga y la petteia un juego de estrategia y lógica que utilizaban los griegos, y del encuentro de estos dos juegos evoluciona el ajedrez, que pasando por los árabes cuando conquistan Persia, y llegando hasta Europa a través de la península ibérica, sigue su evolución hasta el renacimiento en donde se adoptan los cambios y las reglas que han llegado hasta nuestros días.

Aparece la figura de la dama como la pieza más potente y el peón puede comer al paso y evolucionar hasta convertirse en cualquier pieza cuando llega a la octava fila.

También el peso de la iglesia se deja notar y el alfil se parece más al gorro de un obispo que a un elefante.

En algunos idiomas se conserva el nombre, pero en inglés bishop quiere decir obispo.

Y como las piezas que utilizamos hoy en día aprobadas de forma oficial por la FIDE son las que diseño el inglés Staunton tenemos a nuestro alfil con su gorro de obispo por más que personalmente a mi me guste más el elefante.

Aunque la normativa sigue evolucionando en nuestros días como ha podido comprobar más de un jugador cuando el árbitro le ha dado la partida por perdida cuando le ha sonado el móvil, o el implacable reloj le ha hecho perder una partida que tenía ganada.

Una nueva evolución del ajedrez permite el incremento de tiempo por jugada (una idea propuesta por Ficher) que hace que en las partidas muy ganadas el tiempo no sea un factor tan determinante.

Veremos que nos depara el futuro.

 

Carlos Santos